... admiración!!

Asistí, en el día de hoy a dos acontecimiento que me han hecho pensar acerca de eso que Luis García Montero, en un articulo precioso aparecido hoy en infolibre, comentaba con lucidez: admiración.

Celebración Congreso Teología

Esta mañana, en el Congreso de Teología, la asamblea congregada admiraba los símbolos de la celebración puestos sobre la mesa. Cuando los sentimientos son complejos y las palabras se las llevó el viento, nos quedan los gestos (símbolos) como ante-sala de una realidad mejorable. El pan y el vino como expresión de una nueva sociedad donde la alegría y la fiesta sustituya al miedo y a esas profecías llenas de "imposibles" que nos hacen replegarnos sobre nuestras seguridades y sobre nosotros mismos.
Esta tarde noche, en el poblado del gallinero, proyectábamos fotografías de los campamentos y distintas actividades realizadas durante el pasado verano como signo de que mañana, ya, vuelve el cole y la rutina cotidiana. Los más pequeños -admirándose unos y riéndose otros- advierten en ese rosarios de fotos recuerdos de cómo la existencia puede ser diferente si cambiamos los espacios. Las mamas y papas sienten pelusa del disfrute de sus infantes.

Gallinero, proyección fotos de verano

Quienes hemos tenido el privilegio y la oportunidad de acompañar algunos momentos reconocemos la oportunidad de ofrecer, al menos a los más pequeños, un horizonte más alentador que el inmediato presente que tanta miseria y violencia trae.
La admiración que sienten los pequeños de verse reflejados en la pantalla, el sentimiento de saberse contemplados por los otros disfrutando y viviendo con dignidad, hace que todos tengamos urgencia en poner remedio a tanta calamidad. Aunque éste pase primeramente por los parches de un empeño más voluntarioso que transformador y colectivo.. Eso sí, nos queda la satisfacción y la certeza de comprobar cómo la vida, la de todos y especialmente la de quien más la sufre, puede ser torneada de otra manera si posibilitamos unas condiciones mínimas que lo hagan posible.
Los retos y los gestos están, seguramente, más a nuestro alcance que el fallido sueño olímpico.