Aparece una mujer, ahora ya una amiga: Isabel, a través del correo que me envía la carta que sigue de sus recuerdos y encuentros que tuvo con el amigo Aquilino. Es curioso porque en estos últimos quince días se han marchado también dos hombres/creyentes cuya vida es reflejo de lo mejor del ser humano, por tanto de lo mejor de Dios. Sirva como homenaje a Julio Lois y al Padre Silva esta carta de Isabel que con gusto, y agradecimiento, hago pública en esta pequeña ventana.
Los
escritos que he leído han sido hechos
por personas del ámbito religioso yo lo hago desde el laicismo y con el deseo
de aportar una pieza más al complejo puzle que era la persona que todos
añoramos.
En San Blas, en la primavera de 1971 varios chavales/as de 14
y 15 años indisciplinados y hormonados, acudimos a la parroquia ante la oferta
de un campamento, esperábamos apuntarnos
y acudir el día de la partida y que nos lo dieran todo hecho pero nos sorprendieron
contando con nosotros en la preparación.
Nos
encontramos con un adulto libre y honrado, comprometido con sus valores y
respetuoso con los otros. Alejados de
todo, en medio de la naturaleza vivimos días intensos de encuentros y
desencuentros, conflictos y crecimiento que nos hicieron más persona. Queríamos
comernos el mundo y él nos puso a
cocinar.
En la primavera de 1972 algunos de los chavales
preparamos el 2ºcampamento en El Payo, con él
fuimos capaces de diseñar actividades para los otros en las que nos
hicimos más nosotros, convirtiendo un campamento de ocio en un campo de trabajo
solidario. Él no preguntaba si sabias, si te atrevías, te daba la situación y esperaba que lo
hicieras, y lo hacías. Montamos en la escuela del pueblo una guardería para los
niños del El Payo, reparamos caminos y otras tareas que incidían en el pueblo y
en nosotros.
Su entrega continuaba en el barrio donde posibilitaba que
siguiéramos creciendo en el encuentro, en la búsqueda y la creación en los
club juveniles, alfabetización de adultos, consejo parroquial, cine-club,
grupos de teatro etc.
El San
Blas de los años 70 era un entorno
social en el que de forma visible sólo
la parroquia Virgen de Mar y la Asociación
de Vecinos creaban espacios de encuentro
y tejido social, él aportó su espíritu
respetuoso y solidario y su trabajo silencioso evitando protagonismos. Con el
paso del tiempo algunos nos fuimos a abrir nuevos espacios de autodeterminación y buscamos seguir creciendo en el barrio en
ateneos, grupos y asociaciones alejados de la iglesia para ser nosotros mismos.
Lamento que
en aquel momento me alejé también de Aquilino.
Quiero
compartir con vosotros algunos de mis recuerdos en los que él ocupa un lugar importante para unirlos a los vuestros y agradecérselos
a él:
En el Payo aprendí a nadar, la poza que se
cruzaba en 3 brazadas para mi suponía un
abismo paralizante y Aquilino me enseñó, como él enseñaba, haciéndolo, a no
tener miedo a experimentarme capaz. Él se hacia el muerto boca abajo,
flotaba y sumergía la cara mostrando que era posible, que no pasaba nada y
cuando se rotaba y me miraba retirándose el flequillo de los ojos esperaba que
fuera como él y yo lo era, flotaba y sumergía la cara y cruzaba la poza porque
él así lo esperaba.
Sólo tenía 15 años
cuando él, junto a otros 2 chavales, me llevó para que me ocupara del pre-campamento, 3 días
antes que los demás llegaran, nos fuimos para allá. Viajamos con un
Aquilino-seiscientos, ente conmovedor y centauro imparable que hacia posible que creciéramos en el viaje hacia nosotros
mismos.
En uno de mis
momentos más amargo él está y lo
engrandece. Lo recuerdo visitándome con
mi madre, estando detenida en la D.G.S,
yo tenía 16 años, en aquella incomprensible situación el abrazo de mi madre y
la mirada de Aquilino me envolvieron en apego, apego seguro de ese que te hace
crecer y sentir que aunque no sabes donde estás vas a salir a flote.
Vino
a mi boda civil, él, el cura de mi barrio, acompañándonos en aquel extraño
momento de mi vida en que la pureza ideológica y el compromiso consecuente me
llevó a no aparentar convencionalismos a no confundir con un sacramento el
deseo de compartir mi vida con el hombre que amaba y aún amo. Allí estuvo él
con sus creencias pero acompañándome en
las mías con su profundo respeto tan natural en él.
Aún ahora
no soy capaz de hablar de Aquilino sin hablar de mi. Siento como he negado a este hombre decisivo en mi
vida, como he pensado y recordado “mi
San Blas” olvidándole a él que fue esencial ¿ cuánto de inconsciente ha habido,
cuánto de “matar al padre” en el sentido freudiano, supone su ausencia en mis
rememoraciones?.
Un dolor inmenso me muerde el alma. Me golpea la
impotencia, y el reproche por no
haber cuidado la relación con una persona como él. Crees que el otro está siempre
ahí, como en tus recuerdos y la vida no es así. La vida te va liando en tareas, trabajos, otros lugares y
crees que lo que quieres siempre está al doblar la esquina, y como adolescente olvidas al padre y te crees único artífice de
tu vida
Enterarme
de su muerte, hace sólo unas semanas, me ha golpeado con la realidad de que he perdido a Aquilino, creía que
siempre estaría ahí, que siempre podría volver a su mirada y ser justa con él y agradecerle lo que me había enseñado, todo lo que me dio. Mi llanto
no alivia mi impotencia, pero el recuerdo me sigue dando su mirada.
Aquilino
era el cura de mi barrio, mi cura, él era la iglesia, o mejor dicho él era el
Padre Aquilino, el padre que te da la vida y te hace creer en ti para vivirla
sin esquemas de otros. Un padre con su credo pero que acoge sin preguntarte
el tuyo, era sobretodo una
persona llena de amor y sabiduría, su mirada te daba toda su fuerza y
después se hacia oblicua y a lo lejos te mostraba un horizonte que tú no veía y
un espacio de silencio para que crecieras haciendo tu propio camino.
Ahora que
ya no está, siento rabia hacia mí, por no haberle recuperado antes
No hacen falta las doctrinas para creer cuando
la vida nos da el regalo de conocer personas como él. Ahora que sumo años he
comprobado lo escasas que son.
De
nuevo Aquilino, con su marcha me enseña
que el cariño hacia nuestras personas significativas hay que compartirlo, hacérselo llegar cuando aún están aquí.
Espero no repetir el error
GRACIAS AQUILINO
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