martes, 6 de julio de 2010

Aquilino, semblanza de amigo

Con satisfacción recibo esta carta del amigo José Antonio que cuelgo porque me parece importante hacer memoria de la gente buena que hemos tenido la suerte de conocer.

Como bien dice Javier, nadie publicará una semblanza de Aquilino, pero no es justo que se vaya tan calladamente que nos atrevamos a creer que fue un simple cura de barrio que hizo lo que pudo sin que esto fuera ni mucho ni bueno.

¡No!, Aquilino ha sido un gran hombre, un hombre humilde, sabio, trabajador, cercano, muy creyente y tremendamente bueno. Tan evangélicamente bueno que molestaba, molestaba a los que molesta el Evangelio y a los que por el evangelio hablan de justicia, olvidando que la justicia de Dios no es la de los hombres y en este riojano un poco encorvado y de sonrisa infantil había mucho de divino, mucho de Dios.

Yo le conocí en San Blas, en la parroquia Virgen del Mar, allí supe de su trabajo con los emigrantes, cuando éramos los españoles los que emigrábamos, de su Vespa con la que fue capaz de ir hasta Alemania, de sus desvelos por construir y poner en marcha una guardería laboral, que así se llamaban por entonces, y de sus logros, su licenciatura en Sociología, el servicio que prestó la “Guardería Pulgarcito”, las reuniones de partidos ilegales y encierros de obreros en el templo, en todo esto y más, estaba metido y se iba dejando la vida en aparentes fracasos. Los partidos una vez legalizados arremetieron contra la parroquia que les había cobijado, la guardería, confiada a exseminaristas fue herida de muerte en una batalla llena de mentiras que le hizo sufrir profundamente y el trabajo con los drogadictos y delincuentes del barrio, tarea en la que nos topábamos con la visión más cruel y desesperada, el rostro ajado y triste de una madre que sólo podía rezar para que su hijo encontrara pronto la muerte.

Recuerdo los esfuerzos vanos, y recuerdo como Aquilino los acompañaba, en el barrio, en la cárcel, en los juicios, en los hospitales y en los funerales.

Le recuerdo triste, muy triste cuando me repetía los nombre, los apodos, (con Aquilino, si él lo conocía, los demás también debíamos conocerlo) y su final por: sobredosis, Sida, una bala perdida, una puñalada en la cárcel, ajuste de cuentas, … y así hasta casi un centenar de jóvenes que fueron dejando la existencia para alivio de muchos y dolor de algunos.

De San Blas, Aquilino pasó a Vicálvaro, seguía cerca de su antiguo barrio, seguía dando clases en “El Politécnico” y allí volvimos a compartir tareas, era difícil trabajar con “Quiles” no aguantaba el papeleo y las reuniones podían empezar en el despacho pero invariablemente, a los pocos minutos, continuaban en la cafetería. Siempre criticaron que pasaba más tiempo en los bares que en el despacho, pero él decía que se está con la gente dende la gente está y en San Blas ese lugar eran los bares, pisos minúsculos y familias numerosas y complejas propiciaban que este fuera casi el único recurso para quedar y charlar. Y Aquilino charlaba, sabía casi de todo y se interesaba por todo, de todos aprendía y a todos nos enseñaba. Puede que no cumpliera la programación, que se ausentase en reuniones y claustros, pero todos le apreciaban, todos le querían y todos sabían que la persona que más y mejor conocía a las gentes del barrio era Aquilino.

Lo mismo hizo en Vicálvaro, intentó conocer este pueblo-barrio casi olvidado y en contacto con gente interesada por su historia y por su futuro dirigió un importante estudio sociológico, que desveló la silenciosa pobreza de este lugar rodeado por barrios “famosos”, San Blas, de donde venía y Vallecas, a donde irá años después.

Aquí se encontró con una parroquia grande y “Antigua” y un templo lleno de humedades y casi vacío de imágenes, comenzaron más batallas para sacar a delante el templo y la parroquia.

Volvimos a encontrarnos pues fijamos nuestro domicilio al lado de la parroquia y me ofrecí a colaborar en ella, sólo le pedí a Aquilino que no me metiera con jóvenes pues ya llevaba toda la vida y el trabajo con ellos, y ¿sabéis dónde me metió?, pues claro, con todos los jóvenes de confirmación y os aseguro que eran muchos, pero ese era Aquilino, te metía donde no querías, te arrastraba a donde no esperabas y al final disfrutabas y se lo agradecías.

Logró que se reconociera el valor histórico-artístico del templo y que se realizaran las primeras labores de restauración que se centraron en el tejado y la cubierta. Se hizo un hueco en las vidas y en los corazones de las gentes y disfrutó de compañías y tareas marginales que le acabaron conduciendo a otra de las epocas en las que se le veía feliz, su labor en la Pastoral Penitenciaria de la que fue Delegado Diocesano y que él gozaba pues recogiendo sus propias palabras "abolir los sistemas penitenciarios, hoy por hoy, es una quimera; pero denunciar una realidad tan ilógica como obsoleta, desde el compromiso del acompañamiento a quienes son víctimas de este sistema que entre todos hemos creado, es una realidad evangélica urgente".

Pronunciaba estas palabras poco antes de que la enfermedad le retuviera prisionero durante casi diez años. El Aquilino que no paraba, que no callaba, que hacía mil cosas se encontró con que el cuerpo que le había posibilitado todo eso era ahora una carga, una barrear que se interponía entre él y nosotros, casi le dimos por muerto, por perdido, pero su fuerza, su vitalidad, su fe le permitieron ir reconquistando dones perdidos, volvió a andar, a mover su mano derecha, a balbucear algunas palabras, volvió a sonreír, a ilusionarse con mil cosas y a hacernos sentir que él, el Aquilino de siempre estaba ahí, sufriendo y luchando por seguir en contacto con esta vida, con este mundo, con estas gentes, con estos fracasos que se difuminan cuando el trino de los pájaros o el abrazo amigo nos reconfortan y animan a disfrutar de los muchos dones que seguimos teniendo cerca.

Han sido muchos, demasiados años en los que se ha puesto a prueba el cariño y la amistad que fue sembrando y el que no fuera la soledad la única compañera de sus últimos días muestra que sus raíces eran profundas y vivas.

Sólo me resta decir que esto es un recuerdo parcial y pobre de un hombre que eligió ser pobre para encontrar y disfrutar de Dios y que ahora estará gozando de la plenitud prometida y deseada.

¡Gracias, Padre bueno! Gracias, por Aquilino, por su vida, por sus manías, por su contagiosa curiosidad, por sus proyectos descabellados que al final salían o no, por sus empeños, por aquellos campamentos, por la Zaida y las palomas, por el huerto de la “Casita”, por los viajes, por sus historias, por su flequillo, por su sonrisa y su mirada inteligente y cómplice, gracias por su bondad, gracias por todo él y todo en él.

Creo que fue Santiago García Diez quien dijo que las Bienaventuranzas se le quedaban cortas a Aquilino, y tenía razón, ¡vaya si tenía razón!

¡Descansa en paz! Y ya nos veremos.


Muchas gracias al dios de Jesús por gente como Aquilino. Gracias José Antonio.

4 comentarios:

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  2. Impresionante artículo.
    Enhorabuena por el blog

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  3. Porque Dios es Grande, nacen seres humanos como Aquilino, y porque Dios es Amor, nos regala con su presencia en nuestras vidas.
    Yo no he sido uno de sus hijos pródigos, como el Majara o el Manco, y aun así, a mí, como a muchos otros, me ha querido. Y su amor me ha complicado la vida: cuando la tentación de transigir con la “pequeñas” injusticias se hace fuerte en mi desánimo, también se hace fuerte la voz que me dice que mi madre, Aquilino y su Dios de las pequeñas cosas y las grandes Ideas se avergonzarían de mí. Y así voy por la vida, dándome de golpes contra el muro ¡gracias a Dios!, porque me siento bien, y disfruto de esa forma de amar, profunda, incondicional y generosa que Aquilino inspira a los que le amamos.
    Se que en gran medida soy feliz porque el Padre me ha concedido el privilegio de compartir camino con personas como Aquilino, que viajando “hasta las Bienaventuranzas y más allá”, hizo más posible y presente el Reino en nosotros, y que siendo el padre del hijo pródigo, nos trataba y maltrataba como una madre.


    ¡Nos vemos!!

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  4. Aquilino me falta hoy, es un día triste. Es la primera celebración que haré en mi nueva casa por mi cumpleaños.... y nos faltas, nos faltas a todos.....Espero que estés cerca de nosotros y puedas compartirlo también con los abuelos.... Un beso desde aquí muy grande, Aquiles te queremos y siempre seguirás siendo uno más. Tu sobrina

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