martes, 13 de julio de 2010

marcha, marcha....

Me encontraba disfrutando de la algarabía generalizada por el título de fútbol conseguido por la selección, que no caí en expresar los distintos sentimientos que, a lo largo especialmente de los últimos partidos, he ido viviendo.
Sin embargo ayer en la mañana, después de la pasada noche festiva, recibí un aviso de una de mis hermanas mostrándome su perplejidad porque no dije nada. Con cariño pasé de su petición.
Sin embargo esta mañana, mientras escuchaba la radio y a esos -cada vez más- insoportables contertulios que dogmatizan de todo, saben de todo y se permiten sentar cátedra de absolutamente todo, me apetece compartir mis sensaciones.
Lo primero ha sido constatar la necesidad que tenemos de fiesta. Vivir no puede estar exento de disfrutar, de bailar, reír, alegrarnos... todo eso que conlleva una situación de algarabía. Así lo hemos hecho, como decía, en los últimos partidos. con ese final apoteosis que vivimos en nuestra parroquia de San Carlos Borromeo.
La fiesta que, más allá del motivo: el fútbol, ha implicado encontrarnos, prepararnos para acoger, beber juntos, chillar, abrazarnos, reír, desesperarnos en unión... todo lo que hemos hecho en torno a ese festival futbolístico del que, en la vida diaria, me siento tan ajeno, distante e ignorante.
Otro de los elementos que me descolocó mis principio "antifutbolísticos" fue una sencilla mujer que no tiene, ni sus ocho nietos acogidos, qué echarse al estómago. Cuando le mostré mi sorpresa por sus atuendos patrios, yo pretendiendo negativizárselos, ella me revolvió contestándome que bastantes dramas vivía como que para una ocasión en que podía celebrar fiesta, aunque fuera con agua, dejar pasar la oportunidad. Claro que me parece una aberración los recursos públicos y personales dedicados a dicho acontecimiento. Me parece un verdadero atentado el dispendio económico a realizar con esos jóvenes ricos toca balones que se va hacer por el hecho cumplido con su trabajo y, además, con sus exquisitos emolumentos. Tengo claro que no podemos obviar que el África que se desangra sigue ahí, muriendo sin parar. Que los inmigrantes que arriban Europa son maltratados institucionalmente. Que... en fin que no me ha cegado dichos fastos futbolísticos.
Pero, como dice la abuela dolores, ¿no tenemos derecho a tener ocasiones y acontecimientos que nos hagan disfrutar, reír y festejar?
Susodichos contertulios se alarmaban de una profesional besada por su novio, a la sazón, portero de la selección ganadora del mundial. No les llama la atención a estos opinadores que un hijo pueda dirigirse a su padre como "rey", o dirigirse a su madre como "sofía"? Qué feminicidio es que una pareja se bese delante de las cámaras de televisión? Qué unas gentes muestren en la calle aquello que sienten? Que el pueblo tome la calle?
No sé, creo que tenemos derecho y responsabilidad de hacer fiesta, de celebrar de vivir lo mejor que podamos. Y todo esto no supone, ni un ápice, desandar el camino recorrido. La lucha por la justicia no puede estar reñida con la celebración y la fiesta.

1 comentario:

  1. Amigo,

    No lo tengo yo tan claro como tú.

    No pasa nada por participar de la fiesta del fútboll si entendemos que disfrutamos de una competición deportiva.
    Pero como sabemos que el mundial no es sólo eso, no podemos dejar la cordura para formar parte de la locura colectiva idiotizada a costa de dinero, el que manejan para su mayor gloria los de siempre.
    La FIFA ha hecho estragos en Sudáfrica para los más pobres, porque ha hecho más ricos a los ricos.
    La FIFA ha obligado a Sudáfrica a hacer gastos propios de paises desarollados, ha emitido informes en virtud de los cuales obligaba al pais anfitrión del mundial ha hacer un nuevo estadio porque el que tenían los sudafricanos en Ciudad del Cabo estaba demasiado cerca de los barrios marginales. Según el informe de la FIFA " Mil millones de espectadores no pueden ver pobreza a esta escala".
    La FIFA no se ha olvidado de sus cuentas de resultados y ha exigido al Gobierno sudafricano exenciones de impuestos, tanto para ella como para sus empresas asociadas.
    El servicio de Tasas Aduaneras calculó que sólo hasta el mes de abril el país perdió unos diez millones de euros por la importación de bienes relacionados con el Mundial libres de cargas. Los acuerdos también incluían la cesión de jets privados, limusinas, coches, chóferes, descuentos en hoteles y billetes de avión y reservas de habitaciones médicas. Toda una serie de condiciones que han provocado que este organismo haya llegado a compararse con un “poder colonial”.

    Sudáfrica ya es, desde el año pasado, el país más desigual del planeta según el índice Gini, que calcula la distribución de la renta.
    En una sociedad tan dual hay que estar muy atento a la hora de saber quién sale ganando según cada enfoque del crecimiento económico. “El Mundial profundiza la inserción de Sudáfrica en el sistema globalizado, un modelo que beneficia a los más ricos y perjudica los más pobres".

    Está muy bien, ver el mundial, a los negros y a los blancos jugar juntos, está bien el espíritu deportivo, pero el precio ha sido de 6.000 millones de euros.
    Con nada tú haces lo mismo, no con dinero, con amor, con disponibilidad, con respeto, con empatía, con achuchones, broncas, abrazos, con favores ..... con sólo esas armas y sin un puto duro consigues que los blancos y los negros coman en la misma mesa, consigues verdadera solidaridad y trabajo en equipo.

    Mira que no, que no!!!!!
    Que no nos cuelen este gol!!!!

    Un beso desde Cáceres,

    Inés

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