jueves, 11 de febrero de 2016

Cuaresma

Comenzamos este tiempo de "mirada hacia adentro". Pero esa mirada no puede ser uni-direccional. De lo contrario acabaríamos entretenidos exclusivamente en nuestro ombligo. Tenemos que ser capaces de ver las "cruces" que hoy, dramáticamente, nos ofrece la realidad. Contemplarlas para derribarlas, para transformar las condiciones que las sostienen. No puede haber cruz, camino a ella, que no prevea su propia fractura. Mirar la cruz para bajar a los actuales crucificados de ellas. Lo contrario sería quedarnos ensimismados en la contemplación del dolor y, sin combatirlo, colaborar en su mantenimiento.

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