Comenzamos este tiempo de "mirada hacia adentro". Pero esa mirada no puede ser uni-direccional. De lo contrario acabaríamos entretenidos exclusivamente en nuestro ombligo. Tenemos que ser capaces de ver las "cruces" que hoy, dramáticamente, nos ofrece la realidad. Contemplarlas para derribarlas, para transformar las condiciones que las sostienen. No puede haber cruz, camino a ella, que no prevea su propia fractura. Mirar la cruz para bajar a los actuales crucificados de ellas. Lo contrario sería quedarnos ensimismados en la contemplación del dolor y, sin combatirlo, colaborar en su mantenimiento.
14 kilómetros marcan la distancia entre la exclusión y la inclusión. Esa distancia separa la Puerta del Sol, punto neurálgico de Madrid, de la Cañada Real Galiana. 14 kilómetros separan la costa europea de un continente empobrecido. Catorce kilómetros: una distancia muy larga para quienes se ven obligados a recorrerla cada día. Con este blog pretendo visibilizar y rendir homenaje a todas esas personas que peregrinan cada día por los márgenes de la exclusión.
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