domingo, 13 de febrero de 2011

Lucha y Esperanza, ambas con mayúscula.

Hace más de 20 días que no me acerco a esta ventana. Es verdad que son muchas las ocasiones que tenemos de hablar, comunicar y compartir. Oficio excelente este de la conversación.
Han ocurrido multitud de cosas que, la urgencia de unas y el drama de otras, hace difícil, incluso, muchas veces sacar un tiempo lo suficientemente sereno como para ponerse a dibujar unas pocas palabras de lo que vivimos.
Nos despierta la siesta de domingo la historia de una niñita brasileña de 10 añitos a quienes las autoridades policiales no dejan entrar en España, recogida por sus papas, porque no trae la cantidad suficiente de dinero para mantenerse. La visita del nuevo vicario, a quien agradecemos el gesto de venir a visitarnos recién nombrado. Ninguno, en estos más de treinta años de parroquia, lo había hecho. La película "cenizas al cielo" que nos acerca a una realidad rural maltratada por los intereses económicos de los poderosos y al tesón de alguno quijotes existentes en nuestro entorno que siguen apostando por la utopía y la naturaleza. Y entonces nos sorprende la lucha pacífica. Túnez, luego Egipto... y después sabe dios. La movilización del pueblo es capaz de romper con esas dinámicas conformistas que atemorizan, matan y exilian a quienes pretenden vivir en paz y libertad. Esa libertad que les falta a los 20 indios encerrados, desde hace más de 4 años en Ceuta, y a quienes el gobierno español prometió pasar a la península dándoles papeles para trabajar y vivir en paz y sobre quienes ahora se cierne la posibilidad de expulsión al Punjab, en la India, de donde salieron en una travesía que hace cómoda aquella de Marco Polo. Y esa cárcel es la que queremos evitar al joven Ruben, por quien hemos comenzado una campaña de recogida de firmas solicitando el indulto. Y Antonio que tras más de trece años privado de libertad salió ayer de Navalcatraz (prisión madrileña en Navalcarnero) y ha venido a vivir a casa.
La crisis nos sigue negando el derecho a la vida digna a millones de ciudadanos, los ricos siguen instalados en sus confortables sillones y parece que la ciudadanía estamos anestesiados: entre el miedo y la desconfianza, podría ser el titular.
Como se vera la vida que no para y, sobre todo, que nos ofrece continuamente razones para la lucha y la esperanza. Esa esperanza que esta mañana en nuestra celebración/ reunión/ asamblea festejaremos en el bautizo de una criatura nacida del amor y la ternura.

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