domingo, 15 de diciembre de 2019

Feliz Navidad!!


No sé cómo fue el nacimiento de Jesús. Más allá de las bellas tradiciones no acierto a imaginarme lo que pudo ocurrir en realidad.
Si sé lo que se debe sentir al verse despojado de lo fundamental. Más siendo pobre. Más siendo niña.
Nuevamente anoche quedó un papa con cuatro criaturas en la calle. Todo el día buscando posada, llámese hoy “atención” por parte de los Servicios Sociales Públicos. Finalmente la solidaridad y acompañamiento hizo posible aquello que -para quienes tienen la responsabilidad- pareció inaudito: que esta familia pudiese dormir bajo techo, calentitas y que, al menos las pequeñas, no volvieran a sucumbir al fantasma del miedo que las hizo huir de su violento país.
Que maravilla de naturaleza. Que privilegio poder hacer de animal en este pesebre improvisado de San Carlos Borromeo. Dar calor para, entre todas, sentir el calor humano que nuestras instituciones, sus patrocinadores y quienes las dirigen no quieren ofrecer a cuatro criaturas que, por culpa de la violencia, andan vagando por nuestro pequeño mundo. El temor provoca inquietud que mantiene despiertos. La confianza crea seguridad y ésta hace dormir plácidamente. Ahí esta la pequeña, acurrucada en un viejo jergón tapada por una manda generosamente ofrecida por la vecindad. Esta que, más allá de redes sin rostro, acaricia y fortalece dignidades.
Pasa el día, los cansancios arrecian y la indignación se suma a esta coral de despropósitos. Al fondo se oyen tañer campanas de algún majestuoso templo, más cerca las luces de los “indignos” ciegan aquel que pretenda mirar la realidad de esta sagrada familia. En el campo de fútbol se escuchan inultos a quien se prodiga contra el otro. Los indignos se levantarán mañana vociferando contra quienes denuncian y rechazan a quien previamente se mostró inhumano con lo humano. Y una niña seguirá durmiendo en un camastro porque ellos -los que envenenan ríos, criminalizan defensores y se enriquecen con la corrupción- no tuvieron tiempo de acoger a quienes recibimos con gusto sabiéndole imagen del mismo Dios.

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