Han pasado tres meses sin escribir absolutamente nada en
este blog. Seguramente la pereza y el cansancio se conjuraron para que no lo
hiciese. O son, simplemente, excusas o justificaciones. Y no será porque entres
meses no me ocurran cosas. Madre mía, es abrir una puerta o una ventana y la
vida me asalta, muchas veces, pensando ingenuamente que poseo respuesta y
soluciones… Y también es cierto que se me ocurren pequeñas cositas que ir
escribiendo pero… me parecen tal nimiedades…
En fin aquí estoy, en este nuevo curso que comienza, con
montón de ilusiones y expectativas a ir, colectivamente, construyendo. Es por
eso que utilizo una de las muchísimas fotos que realicé este verano maravilloso
en un entorno fantástico.
Minas "Victoria" |
La vida puede ser bienvenida si, de vez en cuando, vamos
vaciando toda la carga de prejuicios, dogmas y certezas con las que, la vida
misma, nos va edificando.
De ahí estas vagonetas. Paradoja de lo que señalo.
El óxido de la vida es necesario -imposición natural- para encarar el presente que nos lleva al futuro. La historia, cargada siempre de vida, nos soporta y alienta.
Por eso el título de la entrada, en estos comienzo, como dijo el Maestro "rema mar adentro...".
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