13 de Mayo. El SAT llega a Madrid |
El imaginario social, y la propia historia, han representado
habitualmente al apersona heroica como aquella que, tras grande gestas, pasaba
a la memoria de la humanidad por sus actuaciones.
Sin embargo, el día a día, muestra cómo hay muchas personas
heroicas cuyas gestas cotidianas, seguramente, pasaran desapercibidas para los
memoriales de la humanidad. Gestos, en medio incluso de otros grandes gestos,
que parecieran no tener ninguna trascendencia. En estos héroes quiero poner el
foco.
Un grupo de sindicalistas del SAT llevan pululando por las
calles e instituciones publicas de Madrid desde el pasado 13 de Mayo. Un grupo
de ellos, el pasado 15, comenzaron una
huelga de hambre hasta que consigan la puesta en libertad del compañero Andrés
Bódalo. La información sobre esta persona se encuentra fácilmente en las redes.
Huelga de hambre en Sol |
Pero al foco al que antes hacía referencia, lo quiero poner
en un persona de ese grupo de apoyo, “no
puedo hacer huelga de hambre pues soy mayor y estoy enfermo” me susurraba,
cuya misión –autoimpuesta- es mantener limpio, como el jaspe, el espacio
público donde estén acampados. Y ahí se le ve continuamente, con su cepillo y
recogedor en la puerta del sol, la plaza de Lavapiés y ahora en la de Jacinto
Benavente barriendo el entorno.
Me reconcilia con las grandes luchas, esas revoluciones
lideradas por grandes personas que pasan a la historia pero que habitualmente
olvidan que son posibles porque hay grandes luchadores, héroes de lo pequeño y
cotidiano que las mantiene y las hacen posible desde el cuidado de lo
cotidiano. A estos, barredores de la suciedad que dan lustre a los espacios –aunque
ellos mismos desaparecidos- es a quienes debemos, siempre, la heroicidad de las
causas. Revolucionarios en lo pequeño que propician la gran revolución.
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