Los asientos |
La palabra amor, como tantas, a sido tan desnaturalizada, manipulada y prostituida que algunos bestias llegan al paroxismo del absurdo reclamando "tanto la quise que la maté...". Nada más lejano a la propuesta del Jesús de los evangelios que esa manipulación.
Nos preguntábamos ¿cómo amar?. Y también ahí nos sentimos iluminados: desde los últimos (el servicio como expresión auténtica del amor) y hasta el extremo... (llegó a compartir la última mesa con quien le entregó....).
Pero en medio surgió el hecho actual del "amor conflictivo".
Hoy amar es entrar en conflicto con quienes están contra la vida: la hospitalidad (amar) se quiere criminalizar; la acogida a quien salta la valla fronteriza (amar) se pretende complejizar; la oposición (amar) a la retirada ilegal de hijos a familias pobres, como desobediencia; el empeño incansable (amar) porque los pequeños empobrecidos vivan con dignidad, como intervención no profesional; intentar visitar (amar) a presos FIES, es tachado de colaboracionista... y así multitud de contra-amores que tienen sus consecuencias. Por eso hablábamos del "amor conflictivo"...
Y entonces recuerdo esa formidable expresión que acuña Pepe Laguna: misericordia conflictiva. Y reconocimos que a Jesús no lo condenan y asesinan por "bueno", sino por "conflictivo". Todo una cambio de perspectiva que nos lleva a situarnos de otra manera en la realidad que vivimos.
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