“…la murga paranoica sobre la amenaza de los inmigrantes no deja de ser una
patología ideológica que dice más de
nosotros, los europeos, que de los inmigrantes” advierte, en un largo texto, el
filósofo SLAVOJ ŽIŽEK publicado el pasado día 1 por El Mundo.
Hoy 4 de Abril, día que quedará marcado en el calendario de las ignominias
de la Humanidad (conocidas, porque de esas el calendario del silencio y olvido
está repleto), han comenzado las expulsiones sumarísimas -¡además ilegales!- de
personas migrantes que pretenden venir a Europa huyendo del terror y se
encuentran con un continente terrorífico que les cierra las puertas, inserta
concertinas y expulsa en barcos o aviones.
La crisis no es de “refugiados”. La crisis es de ciudadanos europeos y
nuestros principios. Además de en el papel –este aguanta todo- los valores de
democracia, humanidad y solidaridad han de impregnar la vida de los ciudadanos
y los pueblos que formamos este viejo continente.
Quizás la patología es la expresión más suave que encontramos para
referirnos al esfuerzo que hemos de emprender en analizar, averiguar y extirpar
–como un mal y agresivo cáncer- las enfermedades que comienzan a asolar
nuevamente a Europa. Quizás los virus más inhumanos vuelven a correr por las
venas de algunos ciudadanos y a pasearse tranquilamente sobre las moquetas de
quienes nos gobiernan y administran.
Me horrorizan esas expresiones grandilocuentes e intimidatorias –cuando se
utilizan criminalmente sobre colectivos vulnerables- de invasión, masa… Sobre
todo porque estas quizás estén escondiendo la verdadera invasión de inhumanidad
que estamos viviendo que nos hace responder como masas irracionales frente a
las necesidades de los otros. En este caso de quienes, como efecto huida, huyen
de la guerra, el hambre, la muerte y…
Estamos a tiempo de mirar nuestros virus. Esos ébolas malditos de afrenta e
infamia que han comenzado a recorrer nuestras ciudades y gobiernos.
QUÉ HARÁ LA IGLESIA CATÓLICA ANTE ESTA BARBARIE? SÓLO DISCURSOS?
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