martes, 5 de mayo de 2015

elecciones...

El niño, inconsciente y expectante, mira al frente. No sabe de políticas, ni de partidos. Quizás le suene algún famoso que vio en la tele y en su barrio el otro día.
Si el partido más a mano que conoce es el que disfrutó ayer en el campo de tierra de su barrio, con sus amigos, la política sigue siendo esa fémina que no se acerca a él no vaya a estropearla su indumentaria de peluquería y manicura...
Sin embargo este niño, de espaldas, vigilante ante su futuro sigue esperando. Pero no hay espera sin preguntas. Ni esperanza sin respuestas.
¿Quién será el responsable de que vista un pantalón roído? Y esas medias perneras ¿a quién le preocupará su aspecto al llegar al cole? ¿habrá desayunado esta mañana? La cara ¿la habrá lavado en su casa, según sale del grifo? Esta ¿será fría o tibia? Alguien se preocupará de preguntar ¿porqué va calzado de verano si la primavera comienza a saludar? Y cuando le propongan jugar al futbol en el patio de su cole ¿alguien pensará en cómo quedarán sus pequeños deditos tras atizar, con todas las fuerzas, sobre el esférico?
Este pequeño es presente. Es un ahora inexcusable de promesas reiteradas. Cuando todo a su alrededor se viste de gris, su color -el color de la vida, de la infancia postrada- resplandece como el niño de la fotografía.
Sabedor de su infortunio parece preguntar, a los partido, a los políticos, a cualquier ciudadano de bien que se atreva a responder: ¿qué hay de lo mío?

No hay comentarios:

Publicar un comentario