lunes, 18 de mayo de 2015

camino al Salvador...

Por coincidencias de la vida, y privilegiado por las amigas y conocidos con los que uno va transitando este mundo, en un rato pongo rumbo a San Salvador. La excusa es la beatificación de Monseñor Romero. Querrán decir recuerdo, ya que hace tanto como que le asesinaron, el pueblo, le reconoce como "Romero de América". La santidad la reconoce el pueblo, no la conceden unos papeles o intereses poderosos.
En fin que con esa preciosa y oportuna excusa voy a conocer ese pequeño país. Y, sobre todo, a dejarme empapar de todo aquel raudal de lucha, martirio y fiesta que vivió, y vive, el pueblo salvadoreño. Los espacios, junto al encuentro con las personas, nos vinculan con la historia. En este caso, para mí, de vida, lucha y liberación.
Y en los preparativo conocí a la "niña Juanita". Mujer salvadoreñoa, enjuta de más de ochenta años que acompañó -los pocos años que le permitieron vivir como arzobispo de San Salvador- a Romero siendo este arzobispo. Ella, como tantas otras testigos de la vida de Romero y de las atroces muertes cometidas por el gobierno de aquellos días, tuvo que exiliarse -en este caso a España- con su familia para evitar lo que seguro habría sido, como la de su hijo, una muerte anunciada y seguida a tantas cuantas hubo tras el asesinato de Romero de América.
Esas manos que sostuvieron tanta vida y tanta lucha, hoy arrugadas y atadas al bastón, siguen irradiando ilusión por la vida, denunciando esos escuadrones de muerte que desolan pueblos y esos encuentros empeñados en anunciar lo Bueno y Nuevo a quienes sólo reciben desprecio y ninguneo por los poderes establecidos.
En marcha, dejándome empapar....

1 comentario:

  1. Buen viaje, compañero, y sigue contándonos desde allá. Esperamos tus noticias.

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