Hay épocas en las que parecen coincidir tantos dramas alrededor que dan ganas -como la cabina de la foto- de romper la conexión con la realidad.
Un muchacho, tras muchos años de lucha con su propia soledad, entra en fase terminal y, acompañando su silencio, volvemos a revivir tantas despedidas a los pies de una cama...
Otro que, desesperado y sin razones para vivir, piensa que lo mejor es terminar esta existencia. Se corta las venas, y la depresión vital se acaba convirtiendo en un dolor añadido. Dolor sobre dolor, sazonado de impotencia y abandono.
En fin, eso tendrá la solidaridad y la vida compartida. El privilegio es enorme, pero no viene exento de aflicción.
14 kilómetros marcan la distancia entre la exclusión y la inclusión. Esa distancia separa la Puerta del Sol, punto neurálgico de Madrid, de la Cañada Real Galiana. 14 kilómetros separan la costa europea de un continente empobrecido. Catorce kilómetros: una distancia muy larga para quienes se ven obligados a recorrerla cada día. Con este blog pretendo visibilizar y rendir homenaje a todas esas personas que peregrinan cada día por los márgenes de la exclusión.
ánimo Javier. El privilegio para mí es poder compartir la vida con gente buena como tú.
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