En la celebración, de esta mañana dominguera, en San Carlos; mientras recordábamos lo vivido esta semana y el hecho de celebrar el domingo de Ramos, como pórtico de la semana Santa, nuestra intrépida ciber abuela espetó a todo los celebrantes: "
creo que no tendríamos que celebrar dicha semana..."
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en construcción... abandonada... |
La tradición nos hace postrarnos ante la cruz, de manera ritual y simbólica, para adorarla. Sin embargo, para quienes creemos en la vida -!la Resurrección¡-, dicha adoración puede tornarse en un insulto. NO DEBEMOS MIRAR la cruz sino es para bajar a los crucificados de este mundo. Esta mañana recordábamos quiénes hoy están ahí crucificados: los privados de libertad, inmigrantes del CIE, quienes colgados dejan su sangre en las vayas fronterizas, quienes son tratadas por ser mujer y forzadas a prostituirse en torno nuestro, quienes sin encontrar razones a la vida pueblan y llenan los módulos psiquiátricos, las familias desahuciadas que como caracoles, arrastra su vida y enseres bajo el cielo, los enganchados a las drogas que acaban cambiando su dignidad por una dosis...
También, otra persona, nos hablaba precisamente de todos aquellos a quien él colgaría de esa cruz "escándalo..." que decía San Pablo: los tiranos, terroristas, ministros que envuelven su piedad en concertinas asesinas, gobernantes sin escrúpulos que atesoran robando al pobre... todas aquellos que nos resultan antipáticas y, para nada, atraen nuestra cercanía y ofrecimiento de fraternidad.
Seguramente la Semana Santa tiene mucho de rito y tradición y poco de memoria. Sin esta, los recuerdos son estériles. Con ella el futuro será construido transformando el presente, cargado de muerte e injusticia que viene del pasado, en horizonte de reconciliación y humanidad.
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