A quienes nos lo pidieron estamos ya un poco cansados de "pasear" intelectuales, periodistas, políticos, trabajadores sociales, educadores, voluntarios, salvapatrias... y todos a quienes llevamos a ese zoo de la pobreza que, en ocasiones, parece convertirse la cañada y sobre todo el gallinero.
Les propusimos darnos una vuelta en coche y observar desde fuera intentando ser respetuoso con las vidas de estas personas tan maltrechas en su día a día. Sorprendentemente -digo para lo que habitualmente ocurre- aceptaron y, además, de buena gana. Entendieron que estemos contrariados con esa participación en paseos sobre la vida de estas personas a quienes excluimos.
En el encuentro con ellos, en la parroquia de la cañada, según íbamos contando y ellos preguntando, surgía una reflexión muy frecuente entre quienes participamos: la de profesionales de distintas áreas que participan, pasean, se entrometen, deciden, juzgan... la vida de las personas del Gallinero y Cañada y que poco cambian las circunstancias de quienes habitan esos territorios comanches de la miseria, la violencia y la muerte. Entonces ¿tendrá sentido tanto recurso humanos para tan poco fruto? ¿es que las personas son duras de "cerviz" y no quieren cambiar su estilo de vida? ¿será que hay mucha gente viviendo de los pobres?...
En un diálogo distendido, franco y sincero, se me venían multitud de preguntas que siguen, ahí, insatisfechas. El reto de estar con la gente pobre, esos a quienes llamamos cuarto mundo, excluidos, silenciados, los nadie.... acaba planteándome siempre esta inquietante pregunta: ¿nos necesitan?
Quizás tendríamos que ser capaces, como apuntaba el mayor entre nosotros, de vivir entre ellos, junto a ellos y desde ellos, ir viendo cómo colaboramos en que su espacio y su hábitat fuese más digno y dignificado. Ese
es el reto que tenemos.
Tanto "interventor" voluntario o pagado no puede ser ineficaz en que la vida de estas personas cambie. Y, de hecho, llevan años y poco ha cambiado.
Querido Javi es cierto lo que dices, como uno de los antropologos que estabamos allí participo de esa frustración de no ver transformaciones. Me da pudor sólo asomarme, y sin embargo hay que asomarse...pero no solo, hay que reivindicar, pero no solo, hay que gritar, pero no solo..el tema es que no hay transformacion o es muy lenta. Que nos queda el derecho al "pataleo" pero que se nos queda demasiado corto
ResponderEliminar