viernes, 29 de octubre de 2010

Palos... en el Gallinero

De Patricia F.V.

Dar palos de ciego.

1. m. Golpe que se da desatentadamente y sin duelo, como lo daría quien no viese.

Desatentado

1. adj. Fuera de razón y sin tino ni concierto. U. t. c. s.

2. adj. Excesivo, desordenado

Hoy, nuevamente, la policía ha irrumpido en el poblado del Gallinero dando palos, palos de ciego, contra todos los hombres, mujeres y niños que lo habitan.

Furgonetas de Policía Nacional han desembarcado en el

Poblado y pertrechados de toda la violencia y agresividad que conllevan sus armas, uniformes y -sobre todo- su maldito desprecio por las personas que allí viven. Los agentes han comenzado a solicitar la documentación a todos los hombres.

Iban seccionado el Poblado, separando a los hombres de las mujeres, aislando a aquellos, solicitándoles la documentación, conminando a abrir las viviendas que se encontraban cerradas y obligando a salir a todos los hombres que se encontraban en el interior a la vez que les impedían cualquier posibilidad de movimiento durante largos periodos de entre 30-45 minutos.

La dinámica era siempre la misma: sacar los hombres de sus casas o impedirles entrar en ellas, juntarlos en grupos, quitarles su documentación, dejarlos custodiados, llevarse los documentos para pasar la filiación y posteriormente devolvérselos… o no.

Todos los hombres, menos seis españoles, han sido aislados e identificados.

Hemos aconsejado a los vecinos que entraran en sus casas pero es ineficaz. Los hombres se resguardan en las chabolas, pero las mujeres se niegan a cerrar las puertas.

Nos explican

que cuando lo hacen, los policías rompen puertas y ventanas y entran a buscar a los hombres y no pueden consentir dejar sin cobijo a sus hijos. Se huele el miedo y la indefensión.

Hay que escuchar a los niños explicar cómo, cuando están dormidos, la policía entra en sus casas y se lleva a su padre, a sus hermanos, tíos…

Un periodista que cubría los acontecimientos desde la distancia, fotografiando la actuación policial en la vía pública, ha sido amenazado para que dejara de trabajar. Cuando él ha razonado, señalando que estaba trabajando, le han requerido la documentación amenazándole con denunciarle porque estaba obstaculizando la actuación policial. Mentira.

Dos vecinos han sido detenidos por que, según la policía, tenía una requisitoria. Han sido engrilletados y sin lectura de derechos trasladados a la Comisaria de Villa de Vallecas. Allí han sido identificados y puestos en libertad.

Sorprende lo poco conscientes que son los agentes de policía de la agresi

vidad de sus actuaciones, del maltrato que conllevan sus intervenciones, de la intimidación que suponen para los pequeños que rodeaban, ávidos de respuestas, a sus padres, mientras son ahuyentados mediante aspavientos y amenazas de los po

licías.

¡Qué desproporción! Veinte policías dando palos de ciego, durante cuatro horas de estado de sitio y los derechos fundamentales de las personas pisoteados, para dos requisitorias cesadas…

Dando palos de ciego, dando palos -desatentadamente- fuera

de razón, sin tino ni concierto, excesiva y desordenadamente, han entrado hoy, nuevamente, en el gallinero, unos veinte policías.


SI a uno le dan palos de ciego,

La única respuesta eficaz es dar palos de vidente

Mario Benedetti.

Urge por lo tanto, dar palos de vidente, desarrollar una actuación

serena, lúcida y creativa para defender la dignidad de las personas que vive

n en el gallinero. Empoderar a los pequeños, optar por la justicia frente a la ley, por la persona frente a la institución, por lo débil, lo roto…

Llevamos más de un año siendo testigos ¿mudos? del acoso institucional, policial y mediático contra una comunidad, despreciada y maltratada, histórica y actualmente.

Da vértigo pensar cómo posicionarse en solidaridad con quienes hoy representan el grupo social que concita mayor aversión, los gitanos rumanos.

P.D. Corremos el peligro de que acabemos reprochándonos por qué no gritamos, que alguien nos reproche qué pasó con nuestro hermano.

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