Se discute hoy jueves, en la Asamblea de Madrid, el proyecto de ley que reordenará -o al menos eso pretende- la situación de la Cañada Real Merina.
El proyecto presentado por el gobierno de Esperanza Aguirre ha sido discutido por unos -Ecologistas en Acción y Ayuntamiento de Madrid- y aplaudido por otros -Asociaciones de Vecinos e Izquierda Unida-. Dichos posicionamientos, ideológicamente dispares, pueden responder a intereses individuales (Asociación de Vecinos), preocupación ecológica (Ecologistas en Acción), irresponsabilidad social (Ayuntamiento de Madrid) y esperanza en las promesas de Esperanza (Izquierda Unida).
Algunos vecinos quieren que se les legalice su vivienda, con lo que puede significar de "pelotazo urbanístico" para muchos de ellos. Otros estarían de acuerdo en una realojo si se considera la cañada como zona de uso publico. Imagino que los trepadores del terreno, especuladores urbanísticos, estarán echando cuentas de los réditos que puede suponer que la Administración Comunitaria libere suelo en Madrid del tamaño del parque del Retiro.
Sea cual sea la decisión que tomen los políticos de distinto signo, y me temo, influenciados también por diversos intereses, sigue habiendo ciudadanos de segunda categoría que seguramente no entrarán en los planes de adecuación de la Cañada: inmigrantes pobladores de Cañada en situación irregular; toxicómanos que arrastran su vida y su muertes entre lodazales y caminos; rumanos vecinos de Cañada a quienes se criminaliza y no acaba de entenderse...
Estos, muchos de ellos con años de asentamiento en dicha cañada, pueden ser los grandes perjudicados si las maniobras politicas y vecinales acaban dando más importancia a la especulación urbanística e intereses individualistas, que a la integración de más de 40.000 historias personales en la gran ciudad que es la capital madrileña.
El proyecto presentado por el gobierno de Esperanza Aguirre ha sido discutido por unos -Ecologistas en Acción y Ayuntamiento de Madrid- y aplaudido por otros -Asociaciones de Vecinos e Izquierda Unida-. Dichos posicionamientos, ideológicamente dispares, pueden responder a intereses individuales (Asociación de Vecinos), preocupación ecológica (Ecologistas en Acción), irresponsabilidad social (Ayuntamiento de Madrid) y esperanza en las promesas de Esperanza (Izquierda Unida).
Algunos vecinos quieren que se les legalice su vivienda, con lo que puede significar de "pelotazo urbanístico" para muchos de ellos. Otros estarían de acuerdo en una realojo si se considera la cañada como zona de uso publico. Imagino que los trepadores del terreno, especuladores urbanísticos, estarán echando cuentas de los réditos que puede suponer que la Administración Comunitaria libere suelo en Madrid del tamaño del parque del Retiro.
Sea cual sea la decisión que tomen los políticos de distinto signo, y me temo, influenciados también por diversos intereses, sigue habiendo ciudadanos de segunda categoría que seguramente no entrarán en los planes de adecuación de la Cañada: inmigrantes pobladores de Cañada en situación irregular; toxicómanos que arrastran su vida y su muertes entre lodazales y caminos; rumanos vecinos de Cañada a quienes se criminaliza y no acaba de entenderse...
Estos, muchos de ellos con años de asentamiento en dicha cañada, pueden ser los grandes perjudicados si las maniobras politicas y vecinales acaban dando más importancia a la especulación urbanística e intereses individualistas, que a la integración de más de 40.000 historias personales en la gran ciudad que es la capital madrileña.
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