viernes, 27 de enero de 2012

La miseria, es violencia

Acabo de aterrizar de París. Pero bueno, se podría decir que estuve en algún sitio, por ahí. Ya que, de París, sólo vi el cielo oscuro y de lejos, subido a un autobús, la torre Eiffel.
Sesión de apertura Coloquio Internacional
Sin embargo, y no se me fue la cabeza, no vuelvo nada desolado por el nulo turismo que hice. Más bien al contrario. Vengo tan contento de haber participado en el coloquio internacional «La miseria es violencia. Romper el silencio. Buscar la paz » promovido por la Asociación Cuarto Mundo, que ahora hay que dedicar un poco de tiempo a pensar en lo vivido, aprendido y escuchado. Siguiendo la filosofía del padre Joseph Wresinsiki han estado más de tres años trabajando, en muchos lugares del mundo, cómo la gente que vive en extrema pobreza siente que es violentada. Como el promulgó, que sean las propias personas pobres y excluidas quienes enseñen y muestren todo lo que saben de la vida.
Diferentes personas de distintos países nos hemos incorporado, estos tres días pasados, al coloquio con las personas que han venido trabajando en sus lugares de residencia. Además de la organización y los lugares de trabajo -todo un canto a la sencillez, generosidad y servicio...- la familiaridad que se ha vivido entre profesores universitarios, filósofos, sirvientas en casa, labradores del cuzco o jóvenes de Haití, es una muestra evidente e indiscutible de esa intuición del cura francés -cuya obra continúa la asociación laica Cuarto Mundo-: el cruce de saberes es imprescindible para que el mundo deje de vomitar exclusión y miseria.
No sé algún día se publicará dicho trabajo de diálogo y enseñanza que os pueda mostrar pero, hasta que llegue, me parece fundamental recoger parte de lo ahí mostrado. Y es que a las personas de la miseria tenemos no sólo que escucharlas, sino dejarnos enseñar por su propia vida, incluso si queremos ser solidarios con ellas.
Un privilegio más que he tenido ocasión de vivir gracias a tantos amigos y amigas de aquí y de allá.
Recordemos aquellas proféticas palabras de Joseph Wresinsiki:

Allí donde hay hombres condenados a vivir en la miseria, los derechos humanos son violados. 
Unirse para hacerlos respetar es un deber sagrado.

1 comentario:

  1. Muy interesante. Su visita en Baillet fue un gran plazer ! Hasta luego, Xavier Verzat

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