miércoles, 10 de marzo de 2010

Quince minutos... de inseguridad

Esta tarde ha ocurrido lo que en tantas ocasiones me he temido: después de haber estado visitando a unos amigos presos en una cárcel madrileña, al intentar marcharme, me encuentro con la sorpresa -nada grata por otra parte- de no poder salir del modulo de locutorios por no haber un funcionario de seguridad que pudiera acompañarme. Entre risas el funcionario ha pretendido relajarme diciendo "tan sólo han sido quince minutos".
Y es que es tremendo esto de la seguridad. Cada vez son más las limitaciones, censuras, restricciones, condicionamientos... y toda la gran familia de "encerramientos" que nos imponen por nuestra seguridad. Entras al cine y te graban por tu seguridad; andas por ciertos barrios y hay cámaras por tu seguridad; entras a comprar el pan y te graban por tu seguridad; si visitas el hospital te graban por tu seguridad. Es una obsesión tan inmensa esta de la seguridad que cada vez me siento más inseguro, más intranquilo, más violado... y todo, me dicen me engañan, por mi seguridad.
Lo más doloroso es la impasibilidad con la que parece nos han adormilado ante semejante intromisión. Hemos cedido nuestra privacidad al control estatal, delegado en empresas privadas, que como una especie de gran hermano impuesto nos dictaminan lo que nos conviene. Un asco, la verdad.
Es llamativo además que los responsable de Interior nos vendan como la panacea securitaria la incorporación de 30.000 policías más en menos de seis años, cuando la sensación que tengo es estar sufriendo una seria persecución por el simple hecho de dar cobijo en mi casa -como tantos otros- a personas en situación irregular. ¿No tendremos otra forma de darnos seguridad que no sea el aumento bestial de funcionarios policiales y plazas en prisión?
En esta línea comentar que ayer mismo los hacedores de policías han presentado las estadísticas de la criminalidad en nuestro país durante 2009 y a excepción de la ínclita presidenta autonómica, todos se han felicitado por el descenso de la criminalidad en España. Al menos en cuanto a cifras. Otra cosa será la percepción legítima de quien haya sufrido algún susto, robo o amenaza. Pues bien, aún habiendo bajado las cifras de delitos, las medidas privativas de libertad son de las mayores en nuestro país; situándonos a la cabeza de Europa en el número de personas presas. De las cuarenta plazas en reformatorios con que contaba la Comunidad de Madrid en el año 2000 hemos pasado a tener más de 500 plazas en cárceles de menores a fecha de hoy.
Me pregunto ¿si la criminalidad baja por qué aumenta el número de presos? ¿por qué siguen siendo la mayoría de personas presas ciudadanos de sectores sociales marginales, cuando los delitos de "blanqueo de capitales" en seis años ha aumentado un 121%?
Como vemos, igual que la mala organización penitenciaria me ha privado de 15 minutos de mi derecho a deambular libremente; así la manida seguridad está ocasionando tales imperfecciones en el desarrollo democrático que, como no nos enmendemos, las consecuencias serán graves y perjudiciales para todos, incluida la misma democracia.

2 comentarios:

  1. "Pero Herodes duerme sin cerrar los ojos: ¡Vigilante! Basta una sonrisa o un gesto de vida y ya advierte la presencia clara del optimismo y su desvelo se arma para asegurar la tristeza y los niños no saben de cruz ni espada -ni CIA, ejército, iglesia, oligarquía ni imperio- sólo saben de sueños, libertad y alegría." (Gilberto R.Santacruz)
    Nos dicen que viene "el lobo" y poco a poco vamos modificando nuestra conducta mientras ellos lo saben todo de nosotros. Y para nuestra tranquilidad colaboramos en que esta "democracia salvadora" nos ate cada vez más a la cadena e incluso nos convertiremos un dia en espias de nuestros amigos....No seamos cómplices de este control absoluto de todo nuestro yo. Tal vez, como propone alguien en "Kaosenlared", tengamos que utilizar nuestros recursos para grabar a los vigilantes...

    ResponderEliminar
  2. Que la criminalidad disminuye y las carceles se llenan suena hasta lógico...pero que la criminalidad se use como arma arrojadiza y las carceles como instrumentos de represión, eso ya no es tan lógico.

    ResponderEliminar