Termino de leer una breve, y magnifica, columna de Sergio del Molino: "Gente sin integrar" que finaliza diciendo: "españoles de 20 apellidos españoles tendremos que confesar que estamos muy mal integrados..".
Pues sí, la integración tiene su aquel. ¿Quién ha de integrarse y con
quién???
Esta mañana, como nos ocurren las cosas habitualmente en san Carlos, llegan dos situaciones disparatadas y elocuentes a partes iguales.
Una familia (papa, mama e hijo pequeño) que, tras más de 7 meses maltratadas por la política de acogida y asilo en España, son derivadas a una ciudad catalana con una advertencia: al proyecto de Cruz Roja donde irán no podrán compartir habitación o casa los tres miembros juntos. La mama y el pequeño (todos sabemos que los cuidades de estos dependen del género femenino) irán a una casa y el papa a otra. Y la trabajadora que Cruz Roja -cuya decisión no será suya- no muestra incomodidad o repulsa ante semejante decisión. Decisión que dice ser del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Frente a una política migratoria que concibe a las personas como piezas de un puzzle, unas empresas de lo social, como Cruz Roja, que blanquean y justifican los desmanes de aquellos. ¿Quién está desintegrado? ¿en qué sistema social pretenden que nos integremos?
A la par, lo contrario. La apuesta por el cuidado, la preocupación por el otro, y por el otro vulnerable.... aparece una mujer embarazadísima, ecuatoriana, a pedirnos una silla de ruedas. Resulta que esta mujer, con otra hija de seis años tuvo conocimiento de la lastimosa situación de un anciano británico que estaba solo en el hospital. No tenía familia conocida ni en España ni en Inglaterra. Ella había cuidado a su mujer, que también ha fallecido. Ante la soledad de este hombre ella propone que le envíen a una residencia, ella no puede hacerse cargo. La Administración "integrada" la dice que si el envío a la residencia se hace desde los servicios sociales del hospital, no pueden decirla a ella dónde le han llevado y perderá la relación. Para ella, ecuatoriana migrada que sabe lo que son soledades no acompañadas, la parece inhumano dejarle ir sin poder volver a verle... ¿Estará integrada? Esta menuda mujer embarazada decide hacerse cargo de él, mueve roma con santiago y consigue que le ingresen en una residencia junto a donde ella vive, responsabilizándose de todo lo que acontezca en la vida de este anciano. Anciano que en el transcurso de estos meses ha ido perdiendo cada vez más la cabeza y cuyo único idioma al que hace caso es el ingles que la mujer no sabe pronunciar. Sin embargo cuando ella le habla en castellano, él reacciona, obedece, sonríe...
Una muestra más de cómo el lenguaje de la acogida, Hospitalidad y caricia integra y humaniza más que una chaleco corporativo, unos planes de igualdad o unos protocolos de intervención social. Mientras hay oeneges que colaboran en las "políticas melonianas" que desarrollan gobiernos autodenominados progresistas, hay ciudadanas y ciudadanos que se ponen manos a la obra y cargan con las vidas de los desposeídos.
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