Poblado de el Gallinero, hoy mismo |
Conversaciones profundas, exentas de preámbulos y contextos que puedan distorsionar el momento. La botella, sobre una mesa desportillada, parece alumbrar la escena gracias al agua inmóvil contenido en el recipiente. Las manos infantiles ofrecidas como sostén de lo que la abuela cuente. Las otras manos, envejecidas por la dificultad diaria, parecen reposar esperando descanso, sosiego, paz...
La pequeña descansa en la silla siendo mecida por sus delgadas piernas que bambolean cual campanas repicantes a la hora precisa. Sin embargo, las piernas ya muy andadas, escondidas bajo la larga falda gitana, muestran la solidez de la conversación.
Mientras observo sueño.
Imaginemos que son las responsables del asesinato Israelí sobre la población de Gaza? No evoca una posible solución? O que, ambas, tienen en sus manos los gatillos de las armas de Hamas y el ejército israelí.
Imaginemos, tal vez, que son las representantes del los sátrapas empresarios reunidos con los explotados trabajadores. Se atreverían a decirse, mirándose a los ojos, "Vives por encima de tus posibilidades", "yo también estoy en crisis"... Quizás esas manos distantes pudieran fundirse en un buen apretón.
Imaginemos, quizás, que son la Alcaldesa de Madrid, que cuenta cuentos a sus nietos y derriba casas a los nietos de otras abuelas, tan abuelas como ella. Parecen decir: hablemos, no nos levantamos de esta curtida mesa hasta que no haya solución para las familias empobrecidas de Madrid, vengan de donde vengan.
¿Qué se estarán contando? me pregunto, y sigo imaginando...
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