lunes, 20 de mayo de 2013

"Así en la tierra..."

rueda de prensa en San Carlos
El jueves pasado, en la presentación del libro de Marçal Sarrats "Así en la tierra. Enrique de Castro y la iglesia de los que no se callan", participé en la misma y esto fue lo que dije públicamente:

Intentar hablar de alguien querido es difícil.
Hacerlo de una persona que significa tanto para muchos resulta muy delicado.  Y más cuando me toca hablar por ser cura. Digo por ser cura porque, precisamente eso: ser cura, es lo que menos nos vincula a quienes esta tarde estamos presentando este libro.
Estamos juntos por las luchas por la vida y la esperanza compartida. Y estas dos realidades -vida y esperanza- son dos constantes que siempre viví en el espacio de San Carlos y, en él, con Enrique como animador principal.
Por eso creo que es muy importante poner el foco, no en quien tenemos esta tarde la palabra, sino en aquellas personas -muchas de ellas anónimas- que hacen posible y cierta esa micro-sociedad de San Carlos Borromeo. Los chavales con problemas, entre ellos las drogas, el sida, la cárcel... Los menores forzados a migrar por ser pobres. Las familias desahuciadas por haber sido engañadas. Esas familias del poblado del Gallinero a quien el Ayuntamiento de Madrid se empeña en destrozarles la vida derribando sus casas, en muchas ocasiones de forma ilegal. Esos jóvenes que se tienen que buscar la vida haciendo top-manta.... NO quiero agobiar porque sabéis quien son realmente los protagonistas de este libro y de esta parroquia: los excluidos, como dijo José Luis San Pedro, de la fiesta de los ricos.
Por eso en este privilegio que me ha tocado disfrutar ni me siento "sucesor" de nadie. Uno es sucesor cuando el otro desaparece. Enrique, aunque desde la retaguardia, no se ha ido de entre nosotros. En la vida compartida no caben retiradas ni paréntesis.
La historia que en tiempo de Enrique mucha gente alumbró: los traperos, okupas, las madres, Canijin, la Escuela Sobre Marginación, Asociación Apoyo, Alucinos, Raíces, Coordinadora de Barrios... sigue alentando eso que es parte de la razón de nuestro vivir: la FE (en el ser humano) y la celebración de la vida compartida.
Por eso "no queremos callar" porque tenemos montón de buenas noticias que compartir. En muchas ocasiones se habla de la iglesia silenciosa ante las tragedias del ser human, ante las actuales crisis y el ataque del capitalismo imperante a los ciudadanos y ciudadanas.
Nosotros, desde este microcosmos, como muchos otros existentes, no queremos callar ante la tropelía que se comete contra el más pequeño (denuncia), pero tampoco queremos callar ante esos sueños que somos -si estamos unidos colectivamente- capaces de realizar (anuncio).
Solamente felicitar a Marçal no por el libro escrito, sino por la oportunidad 1ue el acercamiento a Enrique ha supuesto para su implicación en las luchas colectivos de San Carlos (desayunos en el Gallinero, acompañamiento en la búsqueda de empleo, ocio con los inmigrantes, acogida en tu casa a chavales...) y a Enrique -qué decir- que muchas gracias por su vida entregada: ha sido germen de muchos de quienes estamos esta tarde aquí.

paella en San Carlos
Y la tarde transcurrió como suceden las cosas importantes en este microcosmos  Una paella compartida en San Carlos Borromeo testimonió aquello que, en la presentación, dijo Almudena Grandes: "es una historia de amor". Y como reiteraba Alhagi Yoro, un joven gambiano participante en la mesa de presentación, lo que he vivido aquí es "una puerta de futuro".

1 comentario:

  1. Gracias por la vida entregada, testimoniada, denunciante, anunciadora de otra forma de gastarla por quienes están en el centro del corazón de Dios.
    Ernesto Tendero

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