domingo, 17 de febrero de 2013

burbujas

calle Arenal
Ayer, después de la manifestación contra los desahucios, en la calle junto a la puerta del Sol ocurría esta simpática escena. Simpatía que nos acerca a lo mejor del género humano. Un grupillo de pequeños, niños y niñas, conseguían con sus manitas pequeñas desbaratar esa burbuja que, en un primer momento, parecía tragárselos a ellos mismos.
Sus delicadas manos, alzadas hacia el infinito, con la fuerza que da la seguridad de sentirse juntos en un mismo fin  acababan rompiendo las burbujas tan lindas y grandes.
Puede ser una paradoja del momento que vivimos.
En este momento la crisis no sólo inmobiliaria sino: económica, política, religiosa, moral... enseña en ocasiones sus garras en forma de apatía, cansancio o desesperación. Y razones para estas no faltan.
Sin embargo, como ese grupo de niños, el afán por sobrevivir, por dignificar y recuperar la alegría hace que, juntos, seamos capaces de romper tantas burbujas de dolor, injusticia y corrupción.
Como esos "manojillos de pulsiones" -los niños y niñas- que lograban romper esas burbujas con sus manitas levantadas al cielo, nosotros -grandes, pequeños, hombres, mujeres...- podemos unir nuestras vidas en ese empeño común: dignificar la existencia de quienes la tienen en entredicho por culpa de capitalismo instaurado en nuestro mundo.

1 comentario:

  1. Esas manitas que van "tocando"las desigualdades ya desde pequeños,son el principio de una nueva visión hacia el futuro .
    Es tan inmoral manipular la esencia del ser humano ,su dignidad como personas que la angustia,la rabia se mete en el corazón haciéndole latir más aprisa.
    La común -unión es la manera de ayudar a los desfavorecidos.Por eso,en todo lo que podamos,seamos solidarios y gritemos a los oidos que no quieren escuchar.
    Quién puede ser capaz de empujar a un anciano para que salga de su casa?
    Un saludo de cercanía y ADELANTE!!!
    Gó(Gloria)

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