Valladolid |
Vuelvo a casa en taxi. Intenta, el taxista, introducir la silla del joven marroquí en el maletero y no acaba de entrar. le propongo que la meta en el asiento de atrás y me echa una filípica... Lleva toda la mañana sin hacer carreras al haber quedado entre el personal sanitario del hospital, que cortaron la calle.
Paso por la parroquia y el espectáculo es demoledor. Una larga fila de personas adultas, atadas a un carro, esperando el reparto de comida. Hay más necesidad que satisfacer, que comida que repartir. Las matemáticas siempre fallan en la solidaridad. La violencia verbal aparece. Nadie satisfecho. El enfado del más necesitado, convive con la sumisión de algún espabilado que busca dónde rebañar...
Vuelvo con el joven lloroso. Teme perder sus piernas. Y no sin razones
Este gobierno está liquidando todo. Tenemos que estar atentos. En sus ausentes escrúpulos podemos entrar, también los ciudadanos.
lo has explicado muy bien
ResponderEliminarTKM