El pasado domingo, en las 24h. de SOLIDARIDAD con los niños y niñas encerrados, tuvimos un encontronazo con las fuerzas de seguridad.
Lo primero que no me queda claro, aún, es a quien prestan seguridad. Pero eso es otro tema paralelo.
Resulta que, tras pedir el permiso para la concentración a la Delegación del Gobierno, y sernos denegado por esta, lo recurrimos al Tribunal Superior de Justicia de Madrid y, en una sentencia digna de lectura (a quien le interese se la envío), este nos dio la razón. Así comenzamos, bajo una torrencial lluvia, las 24h. de solidaridad.
El domingo, y antes que los compañeros presentes de diferentes lugares del Estado volviesen a sus respectivos lugares de residencia, pensamos en hacer una marcha silenciosa portando los 13 ataúdes que habían significado la memoria de los niñas y niñas muertos en prisión durante estos años, que habían presidido simbólicamente nuestra acampada en la plaza de las cortes madrileñas.
Efectivamente, durante el tiempo que estuvimos ahí asentados, pudimos ver cómo los agentes del "desorden" colaboraban con los turistas y guiris en la elaboración de la fotografía pertinente de su paso por el Congreso de los diputados.
Así comenzamos nuestro silencioso peregrinar, cruzando por el paso de peatones por la carrera de San Jerónimo, con el fin de subir por la acera del congreso hasta la calle cedaceros, volver a cruzar la carrera de san jerónimo y llegar nuevamente a la plaza de las cortes.
Pues resulta que una vez nos encontrábamos a escasos metros, en la acera del congreso, de las escaleras del palacio, se abalanzan los agentes del "desorden" diciéndonos que no íbamos a seguir adelante. Con tranquilidad -ellos gritan que sólo tienen que hablar con el responsable del acto, a la sazón quien firmó la solicitud: un servidor- les comento que no vamos a gritar consignas, que como están haciendo todos los ciudadanos que les place, pretendemos simplemente pasear por delante de las escaleras del congreso portando nuestros ataúdes.
Como "pinochos" pero de azul y muy alterados, me responden que por esa acera no pasa nadie. Cosa alucinante, pues delante de nosotros venía una pareja portando su maleta roja con ruedas a quienes, como no puede ser de otra manera, les dejaron pasar. En esa tensión, aparecen tres furgones más de agentes de donde desciende el mayor que con cajas destempladas me grita que por ahí no se va a pasar. La tensión crece. Según me comentan algunos compañeros posteriormente, otros agentes comenzaron a pertrecharse con los cascos y cargando las escopetas con lanza pelotas ¿?.
Pero lo alucinante de todo, y lo que trae este apunte, es que el responsable policial me dice que nos han autorizado 2 horas de concentración, le respondo que no que son 24h. y me contesta que sí, que efectivamente "nos han concedido..." Increíble. Le recuerdo que hay una Sentencia Judicial que estamos obligados a respetar.
Y gritando "nosotros también somos guiris", por donde fuimos volvimos.
Flotó en el ambiente, durante el resto de tarde, la dificultad que tienen algunos policías de respetar el Estado de Derecho cuando este no les da la razón. Entiendo que si alguien está escrupulosamente obligado a hacer respetar las sentencias judiciales han de ser los servidores públicos. Sin embargo, en este caso, su respeto fué la provocación, la alteración y la discrecionalidad.
14 kilómetros marcan la distancia entre la exclusión y la inclusión. Esa distancia separa la Puerta del Sol, punto neurálgico de Madrid, de la Cañada Real Galiana. 14 kilómetros separan la costa europea de un continente empobrecido. Catorce kilómetros: una distancia muy larga para quienes se ven obligados a recorrerla cada día. Con este blog pretendo visibilizar y rendir homenaje a todas esas personas que peregrinan cada día por los márgenes de la exclusión.
He observado, en este dia y en otras ocasiones, que esa "impotencia policial" surge en nuestros agentes cuando no pueden inocularnos el virus del miedo. Estos "ángeles custodios" que nos guardan y no nos abandonan ni de noche ni de dia contando nuestros pasos, no son portadores de buenas noticias, como otros ángeles anunciadores, y se posicionan contra las ideas y los actos que en realidad deberian proteger, en el caso concreto que nos ocupa la dura situación de los niños de los centros de menores.
ResponderEliminarDice la doctrina que los ángeles no tienen "cuerpo" si bien en determinadas circunstancias se manifiestan bajo formas visibles a causa de su misión en favor de los hombres. Pero éstos si tienen "cuerpo", son hijos del "cuerpo" y su misión es que "no nos pasemos de listos". Y van uniformados, como decia Ismael Serrano, de gris o de azul, porque los tiempos pasan, cambian las cosas, "pero corremos delante de los mismos....Y es que vivimos atrapados en azul... ellos me protegen de ti, ¿de ellos quién me va a proteger?"
Siempre me pregunto lo mismo: ¿Quien nos protege de ellos?
¿Habeis escuchado alguna vez el himno, creo que extinto, de la policia armada? Es total, y me apetece transcribirlo porque no tiene despercidio.... Ahí va:
"En vigilia tenaz y animosa
doy mi fuerza, mi vida y mi afán.
Yo elegí la misión más honrosa.
Del derecho y la ley soy guardián.
En las calles y plazas alerta,
por caminos y montes veloz,
en mi paso marcial seña cierta
de victoria, justicia y amor.
Policías vistiendo uniforme
con armas de guerra velando la paz.
Juramos altivos con fe veterana
a la madre Patria nuestra lealtad.
Es mi ley del malvado ser freno
y mi lema el honrado servir,
mi consigna con juicio sereno
al peligro o desgracia acudir.
Ni me alegra el saberme temido
ni me asusta el encono feroz.
Sólo aspiro a dejar bien cumplido
el deber que la Patria me dio.
Policías vistiendo uniforme
con armas de guerra velando la paz.
Al guardar el orden de cara a los vientos somos los Cruzados de España Inmortal.
Disciplina es mi sola grandeza,
lealtad mi preciada virtud
en mis filas la limpia nobleza
es la firme y cabal actitud.(...)
Policías vistiendo uniforme
con armas de guerra velando la paz.
Todos para uno, uno para todos.
En vida y a muerte todo por España."
Pues a pesar de esta letra, que si que intimida un poco, porque debo ser de esos malvados a los que tienen que poner freno, creo que cada experiencia frente a ellos, nos vacuna cada vez más para no tener miedo y, sobre todo, cuando la razón, el derecho, la justicia y la honestidad, además de la solidaridad, están de nuestra parte. Invocaremos a otros seres celestiales para que cuiden de nuestros niños y nos ayuden a cuidarles, y para que les protejan de los que les hacen tanto daño, ya que éstos guardianes del orden han confundido la misión que se les encomienda.... Ya se sabe que la "obediencia debida" siempre se aplica en la misma dirección.