Que miradas.
Parece imposible que ya nunca más puedan volver
a fijarse una en la del otro. Que tierno recuerdo dejará esta imagen a vuestra
familia, conocidos y compañeros de “travesía”.
Tan jóvenes, tan tiernos, que pareciera imposible que la criminal política europea que contra las personas migrantes se está ejecutando en esta vieja Europa, sea capaz de truncar vuestro futuro de una manera tan barbara.
No os conocí personalmente pero no quisiera que vuestra memoria, como la de tantos y tantas cuya imagen tampoco conocemos y pueblan ese cementerio in-natural en que hemos transformado nuestros mares y desiertos, quede en el olvido. Los seres humanos sólo podremos seguir mirando hacia delante, con humanidad, si somos capaces de prosternarnos antes las víctimas que, en el pasado, hemos ido dejando con responsabilidad directa o indirecta. Ese perdón colectivo que imploro ante vuestra joven mirada.
Tan jóvenes, tan tiernos, que pareciera imposible que la criminal política europea que contra las personas migrantes se está ejecutando en esta vieja Europa, sea capaz de truncar vuestro futuro de una manera tan barbara.
No os conocí personalmente pero no quisiera que vuestra memoria, como la de tantos y tantas cuya imagen tampoco conocemos y pueblan ese cementerio in-natural en que hemos transformado nuestros mares y desiertos, quede en el olvido. Los seres humanos sólo podremos seguir mirando hacia delante, con humanidad, si somos capaces de prosternarnos antes las víctimas que, en el pasado, hemos ido dejando con responsabilidad directa o indirecta. Ese perdón colectivo que imploro ante vuestra joven mirada.
¿Qué mundo estamos creando? ¿De qué mundo huíais para poner en
riesgo vuestra vida, la vida más sagrada que conocías: la de tu hijo? ¿Qué mundo
habitamos cuya facilidad fratricida podría revertirse sin demasiado esfuerzo?
Miro vuestra foto y no puedo extirpar de mi cabeza la imagen
de mi hermana y mi sobrino. De mi querida amiga y su hija. De la vecina recién
alumbrada y su criatura resguardada entre sus pechos. ¿Por qué unos sí y otros
no?
Poco puedo ya hacer por vosotros, más allá de lamentar
y recordar, quiero decir –decirme- en voz alta que debo poner todo mi empeño
para que vuestra memoria se transforme en empeño real y cierto para que no haya
más necesidad de emprender esos viajes de muerte, violación y desespero. Y, eso
sí, utilizar toda la violencia pacífica a mi alcance con aquellos que
detentan poderes que crean leyes contra vosotros, que sueñan líneas contra la vida…
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En ocasiones las estrellas no las podemos ver. Sabemos
certeramente de su presencia. Que vuestra mirada, como se ha clavado en lo
más profundo de mí, ilumine esta batalla que tenemos contra quienes se empeñan
en negar la Acogida y Hospitalidad.
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