La mesa portaba unos papeles especiales. Los documentos del ministerio de justicia -gracias al empeño de las madres- en los que figuraba la nacionalidad de los dos hijos de la querida Nube. Hace más de un año que murió y hasta la fecha, figuraban como apátridas. Eso sí, tutelados por la comunidad de Madrid que no hace más que poner dificultades para que los pequeños puedan marchar a vivir con sus abuelos, acogidos por la parroquia desde que su difunta hija entró en coma.
Tras leer el texto del evangelio de Juan en el que narra la entrada de Jesús en Jerusalén, las intervenciones se ha ido salpicando con los aplausos arrancados, sobre todo, por las madres que se autodefinen viejas pero cuyo espíritu y fuerza querría yo mantener después de tanto años de lucha. Como Jesús que se hace presente en el espacio de los poderosos -jerusalén-, en sus tiempos sagrados -preparación de la pascua- con unos medios rudimentarios -montado en una borrica- y jaleado por los suyos -la muchedumbre pobre y de fuera de las murallas- ha sido unánime
la reivindicación de la calle como lugar de vida. En estos momentos de imperio policial y políticas estéticas -el siniestro gallardón quiere encerrar a las personas que tiene como techo el firmamento- hemos hablado de vincularnos, de unirnos, de recuperar aquello que es nuestro y nadie nos puede arrebatar: la solidaridad vivida desde el lugar de lo últimos.
Que énfasis inter-generacional¡¡¡
Y así hemos seguido nuestra celebración compuesta, como la del evangelio, por "una multitud" de gentes que compartiendo el pan y el vino hemos sacramentado/significado nuestro empeño transformador, nuestro compromiso vital por hacer de este mundo un lugar más habitable.
También hemos recordado a ese chaval a quien el pasado sábado mataron los funcionarios de una paliza en la prisión de estremera. Y las buenas nuevas: Chelo va venciendo su cáncer, la familia de moha ha sido alumbrada con el alumbramiento de una nueva hermana y Yoro, tan negro como valiente, consigue acabar el maratón de Madrid en el puesto 3000 de más de 16000 participantes...
Y así, cantando "resistiré", hemos participado todas y todos de la mesa de Jesús.
Este domingo sentí que nuestra celebración era más cercana que otros días. Los jóvenes que participaron, venidos de tantos sitios, nos rejuvenecen y nos afirman. Domingo de Ramos, recordando a nuestra gente, nuestros presos, nuestros sin techo, nuestros niños, nuestros amigos enfermos,nuestros perseguidos, y en el que recordé las palabras de Casaldáliga: "Sois libres y, por eso, sospechosos"
ResponderEliminarComienza la Semana Santa y lo único que tengo claro, son otras palabras del mismo Obispo:
"Hacer memoria del martirio es vital para cada pueblo, vital para la Iglesia de Jesús. Si perdemos la memoria de los mártires, perdemos el futuro de los pobres."
Felices Pascuas. Toñi.