Nos despertamos, muy habitualmente, con noticias sobre personas inmigrantes que suelen destacar más aspectos negativos que positivos. O bien porque reflejan actuaciones reprobables -como cualquier otro ciudadano- insistiendo en su origen extranjero como si añadiesen un plus cuantitativo a los hechos que pretenden narrar, o porque se da cuenta de situaciones perversas a las que se somete a aquellos que vinieron a buscarse la vida.
Pues hoy, muy brevemente, quería comentar la situación que vivimos ayer tarde en casa con uno de estos "goliat" llegado en patera.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoIHNJ1WXxjbd3SuKZeq96fA7tjyuzbh-1UKmMyV8vcNIYVmVqvgalYj31uHkniV1b8wnJG6uHl5ArWdOXTPfIbb79le4zcdLxWH8cw3anlvSgEIIMa_YIfnRHWmgha70F5nfYZ6IE3mE/s200/CIE.jpg)
Hace unos meses le comunican que su padre está muy enfermo. Siendo ya mayor es delicada la situación. A esta natural circunstancia se suma la tragedia de que además es pobre, por lo que no se atisbaba mucho futuro. Hablando con el muchacho e insistiéndole en ver si podía contactar con alguien de Gambia que pudiera asistir de alguna manera a su padre, nos comenta que lo necesario para trasladarle al hospital en ambulancia, ingresarle, diagnosticarle e intervenirle no supera los 300€. Si, si. Una vida valorada en 300€.
Inmediatamente enviamos dicho dinero para que, al menos, pudiera comprobarse si algo se le podía restaurar a este hombre mayor.
Ayer, tras dicha llamada telefónica, confirman que el padre ha sido operado, que la evolución es muy satisfactoria, que le han dado el alta y están esperando que la época de lluvias les dé un respiro para poder volver a trasladarlo a la choza de su pueblo.
La alegría de su hijo, entre nosotros, era tan notable, de tanto gozo y agradecimiento que sólo la oportunidad de vivir unos instantes como estos te hace reflexionar acerca de este nuestro mundo. Que mundo desarrollado es este en el que por 300€ la vida de una persona pende de un hilo. Cuántos recursos invertidos en viajes, congresos, estudios... para estudiar, analizar y programar la vida del mundo empobrecido...
Cuando tenemos la oportunidad de poner rostro a las historias de exclusión, esperanza y lucha nuestra vida tiene necesariamente que dar cambios a mejor: acoger, querer y acompañar se convierten en nuestro trípode vital para poder seguir siendo persona.
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Y quiero también reclamar la intervención de los obispos pidiendo que dejen rezar a los musulmanes que lo quieren hacer en la calle. Imagino que el alcalde de Lleida no dejará que haya procesiones en su ciudad y se opondrá a costear con dinero publico la visita de líderes religiosos a nuestro estado.
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