Hemos comenzado esta semana la cuaresma de este año. Hoy, primer domingo, nos ofrece el Evangelio un camino revolucionario y profundo. Nos hablará el evangelio de Lucas sobre las conocidas "tentaciones".
La primera es esa que habla del pan. Cuántas veces se nos ha dicho, o funcionamos según esa previsión, que lo importante es llenarnos, estar satisfechos para luego poder repartir. Sin embargo experimentamos continuamente cómo la tentación es precisamente esa: acumular. Cuando compartimos lo que tenemos, estamos haciendo frente a dicha tentación. Compartir para distribuir, más que llenar para repartir.
La segunda es esa tentación que nos habla del poder. También se traducen en muchas ocasiones nuestras acciones y actitudes en el sentido de "tener poder" para hacerlo bien y de otra manera. Sin embargo la propuesta evangélica de hoy, creo que va por otros derroteros. Seguir la suerte de quienes no pueden para, desde ellos, crear vida para todos. La fuerza de la vulnerabilidad es su vinculación y auto-apoyo. Desde los últimos se puede comenzar una nueva creación que llegue a todos. Desde los primeros siempre habrá muchas cosas que defender y proteger.
La tercera es el culto. Cuántas santificaciones de personas, historias y espacios conocemos. Y sin embargo, que diferente la propuesta que se nos hace. Sólo al señor darás culto. Esto es, sólo a aquello que nos indique dónde encontrarle es merecedor de contemplación, de acogida y cuidado. El lugar del ultimo, los espacios de infiernos... aquellos donde las personas sufren, luchan y esperan. Estos son los iconos que nos hablan de dios.
Es un buen comienzo, este de la cuaresma, para renovar nuestras fuerzas en medio de tanta crisis de ánimo. Como la foto de la piedra. Por dura y consistente que sea, con tenacidad y constancia, hasta el duro mármol es capaz de quebrarse. Camino difícil pero posible. Os invito. Vamos a ello.
14 kilómetros marcan la distancia entre la exclusión y la inclusión. Esa distancia separa la Puerta del Sol, punto neurálgico de Madrid, de la Cañada Real Galiana. 14 kilómetros separan la costa europea de un continente empobrecido. Catorce kilómetros: una distancia muy larga para quienes se ven obligados a recorrerla cada día. Con este blog pretendo visibilizar y rendir homenaje a todas esas personas que peregrinan cada día por los márgenes de la exclusión.
Muchas gracias por la reflesión sobre este camino revolucionario y profundo. Un saludo
ResponderEliminarJavier